Por Jorge Galleguillos Möller, Gerente General de GesNova Salud.
¿Qué pasa hoy si una persona ingresa a urgencias en estado inconsciente y requiere ser intervenida para salvarle la vida?, ¿Cómo pueden saber los médicos, antes de operar, si esta persona tenía una enfermedad de base, patología crónica, si está bajo algún tratamiento o si tiene alguna contraindicación delicada con algún medicamento específico?
Los equipos médicos, sobre todo aquellos que trabajan en los servicios de urgencia, están prácticamente a ciegas respecto del historial clínico del paciente, si ésta no se atiende regularmente en el mismo prestador que la va a intervenir; lo que complejiza aún más el proceso de toma de decisiones para definir el mejor tratamiento para el paciente.
Actualmente, las personas no pueden acceder fácilmente a su historia médica, no tienen el control de sus datos. Vivimos en una sociedad donde las personas quieren estar más empoderadas de su información, tal como lo hacen hoy con su información bancaria; sin embargo, a sus datos de salud no pueden acceder de forma ágil, siendo muy engorroso tratar de acceder a sus fichas clínicas, dificultando su viaje como paciente.
Son muchas las historias de pacientes a quienes les tuvieron que suspender una atención de especialidad, por la que esperaron meses e incluso años; porque su información médica no llegó a tiempo.
Ahí radica la enorme importancia de la aprobación, por parte del Congreso de Chile, del proyecto que establece la Interoperabilidad de las fichas clínicas en la Ley de deberes y derechos de los pacientes. Una vez implementada esta nueva normativa (con el reglamento que elabore el Minsal), los profesionales médicos de cualquier centro hospitalario o clínica podrán acceder a la información médica del paciente y tomar decisiones de manera oportuna y eficiente, independiente del prestador en el que se haya realizado las atenciones anteriores el paciente.
El despacho del proyecto de Interoperabilidad de las fichas clínicas es el primer gran paso que cimenta las bases para una mejor calidad de atención del sistema sanitario, donde el paciente adquiere un empoderamiento esencial respecto de sus datos médicos; ya no teniendo la necesidad de repetir exámenes o procedimientos porque la información dejará de estar fragmentada entre diversos prestadores, pasando a formar parte de una sola plataforma, unificada y centralizada.
El desafío ahora es para los prestadores. Aún existe un alto porcentaje de centros de salud y hospitales que no han realizado aún una transformación digital integral de sus procesos, con fichas clínicas electrónicas y sistemas interoperables y con una eficiente gestión del cambio de sus profesionales médicos y equipos.
La Ley de Interoperabilidad despachada desde el parlamento es la campanilla que nos indica que ha llegado la hora de hacer la gestión del cambio, que la implementación de la norma no pille desprevenido a nadie, que es el momento de incorporar la salud digital como una herramienta esencial para mejorar la calidad de atención en términos de experiencia usuaria, toma de decisiones, rapidez de diagnóstico, tratamientos oportunos, entre muchos otros beneficios y, por sobre todo, para subirse de manera fluida al carro de la Interoperabilidad en Salud.